WELLINGTON, Nueva Zelanda (AP) — Rescatistas ampliaron la búsqueda de personas fallecidas o atrapadas vivas por un terremoto en la nación insular del Pacífico de Vanuatu, mientras los socorristas del extranjero se dispersaban por la capital, Port Vila, encontrando edificios aplastados que aún no habían sido inspeccionados.
Tres días después de que el violento terremoto de magnitud 7.3 golpeara justo frente a la isla más poblada de Vanuatu, persistía la incertidumbre sobre el número de personas muertas y heridas. Los daños se concentraron en el área del centro de Port Vila, donde según las Naciones Unidas, se han rescatado a ocho sobrevivientes de edificios colapsados.
La cifra oficial es de 12 muertes y más de 200 personas heridas, pero es posible que aumente.
No todas las personas fallecidas o lesionadas habían sido llevadas a hospitales y no se incluirían en las cifras, dijeron las agencias de ayuda. Algunos residentes tenían miedo de visitar el gravemente dañado Hospital Central de Vila, la principal instalación de tratamiento.
Más de 1.000 personas fueron desplazadas, según UNICEF, la agencia humanitaria del organismo mundial. Los trabajadores de ayuda estimaron que unas 20.000 personas probablemente estaban sin agua.
La escasez de agua amenaza una nueva crisis. La mayor amenaza era la propagación de enfermedades por personas que bebían agua contaminada, dijo Brecht Mommen, especialista en agua, saneamiento e higiene de UNICEF con base en Vanuatu.
“Es una carrera contra el tiempo organizar camiones de agua para esas áreas para que podamos evitar un segundo desastre que sería un brote de diarrea”, dijo.
Todavía no estaba claro dónde se encontraban las tuberías rotas en la inmensa red que sirve a Port Vila y se desconocía cuánto tiempo llevaría encontrarlas y repararlas todas, agregó Mommen.
La lluvia y los deslizamientos de tierra ralentizan los esfuerzos de socorro. Los esfuerzos de socorro se vieron obstaculizados por carreteras bloqueadas, atascos de tráfico y comunicaciones irregulares.
Las lluvias pronosticadas para los próximos días amenazan con empeorar los deslizamientos de tierra provocados por el terremoto. Incluyeron un deslizamiento importante que ha bloqueado el puerto marítimo de Vanuatu. El aeropuerto, actualmente abierto solo para vuelos humanitarios, reanudará las operaciones de aerolíneas comerciales el domingo, según medios de comunicación locales.
Esto provocó la esperanza de un retorno a la normalidad entre los residentes acostumbrados a vivir en uno de los países más propensos a desastres naturales del mundo. Pero los analistas dijeron que los problemas que afligieron a Vanuatu antes del terremoto del martes probablemente obstaculizarían la recuperación.
Vanuatu es un pintoresco y extenso archipiélago que cubre una vasta extensión del océano Pacífico Sur que se encuentra entre Australia y Fiyi. Más de 80 islas coralinas y volcánicas albergan a 330.000 personas.
Ubicado en el anillo de fuego del Pacífico, una zona de placas tectónicas y volcanes, Vanuatu es regularmente sacudido por terremotos, aunque ninguno tan grande como el del martes, al menos en la historia reciente.
El país también está entre los más amenazados del mundo por el cambio climático. A principios de este mes, Vanuatu lideró un grupo de pequeñas naciones insulares en un caso histórico sobre el asunto en el tribunal superior de las Naciones Unidas.
Los enviados del país argumentaron que, dado que el aumento del nivel del mar amenaza la existencia de Vanuatu y otras naciones, se debería ordenar a los principales países contaminantes que asuman más responsabilidad por reducir sus emisiones.
Vanuatu además está tratando de atraer turistas de vuelta. Los exuberantes bosques tropicales y los mares azules hacen del país un destino popular para los turistas de Australia y Nueva Zelanda, y el turismo representa aproximadamente el 40% de la economía. El otro gran contribuyente es la agricultura, con productos exportados o vendidos a complejos turísticos.
Los desastres de los últimos años han frustrado su crecimiento. El número de visitantes disminuyó durante la pandemia de coronavirus y apenas había comenzado a recuperarse antes de que tres grandes ciclones en 2023 asestaran otro golpe. En mayo, la aerolínea nacional del país colapsó.
La incertidumbre política podría estancar la recuperación. Vanuatu está actualmente liderado por un gobierno interino después de que el presidente Nikenike Vurobaravu disolviera el Parlamento en noviembre, cuando el primer ministro Charlot Salwai enfrentó una moción de censura.
Salwai, ahora el líder interino, es el cuarto primer ministro de Vanuatu en cuatro años, con su predecesor derrocado en una votación de confianza en 2023 después de un mes en el cargo. Se espera una elección anticipada en enero.
“Este es uno de los sistemas políticos más turbulentos de esta parte del mundo”, dijo Riley Duke, un analista del Pacífico en el Instituto Lowy, un grupo de análisis australiano. El caos político ha engendrado un “enfoque a corto plazo permanente”, dijo, y ha disuadido a algunos financiadores de proyectos de desarrollo.
Vanuatu además se ha convertido en parte de una batalla estratégica más amplia por el Pacífico en los últimos años mientras los países occidentales buscan contrarrestar la creciente influencia de China. Australia sigue siendo el mayor donante de Vanuatu, pero el gobierno ha buscado cada vez más a China para financiar proyectos de infraestructura y construcción, incluidos trabajos este año en un palacio presidencial.
En el proceso, ha acumulado préstamos considerables y fue calificado con un alto riesgo de deuda por el Fondo Monetario Internacional antes del terremoto de esta semana.
“Habrá un impulso por parte del próximo gobierno para asegurar financiamiento adicional, lo que abre la puerta a más interés en financiamiento externo”, dijo Duke. “Eso obviamente tiene efectos secundarios para la geopolítica”.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
